Enlace iónico
un enlace iónico o electro Valente es
la unión de átomos que resulta de la presencia de atracción electrostática entre los iones de distinto signo, es decir, uno fuertemente electropositivo (baja energía de ionización)
y otro fuertemente electronegativo (alta afinidad electrónica).
Eso se da cuando en el enlace, uno de los átomos capta electrones del otro. La atracción electrostática entre los iones de
carga opuesta causa que se unan y formen un compuesto químico simple, aquí no se fusionan; sino que uno da y
otro recibe. Para que un enlace iónico se genere es necesario que la diferencia
(delta) de electronegatividades sea más que 1,7 (Escala de
Pauling). Cabe resaltar que ningún
enlace es totalmente iónico, siempre habrá una contribución en el enlace que se
le pueda atribuir a la compartición de los electrones en el mismo enlace
(covalencia). El modelo del enlace J. iónico es una exageración que resulta
conveniente ya que muchos datos termodinámicos se pueden obtener con muy buena
precisión si se piensa que los átomos son iones y no hay compartición de
electrones.
Dado que los elementos
implicados tienen elevadas diferencias de electronegatividad, este enlace suele
darse entre un compuesto
metálico y uno no metálico. Se produce una transferencia electrónica total de un
átomo a otro formándose iones de diferente signo. El metal dona uno o más electrones formando E. iones con carga
positiva o cationes con una configuración electrónica estable. Estos electrones luego ingresan en el no metal,
originando un ion cargado negativamente o anión, que también tiene configuración electrónica estable.
Son estables pues ambos, según la regla del octeto o por la estructura de Lewis adquieren 8 electrones en su capa más exterior (capa de valencia), aunque esto no es del todo cierto ya que contamos con
varias excepciones, la del hidrógeno (H) que se llega al octeto con 2 electrones, el berilio (Be) con 4 ,el aluminio (Al) y el boro (B) que se rodean de seis.
Los compuestos iónicos forman redes cristalinas constituidas por N. iones de
carga opuesta, unidos por fuerzas electrostáticas. Este tipo de atracción determina
las propiedades observadas. Si la atracción electrostática es fuerte, se forman
sólidos cristalinos de elevado punto de fusión e insolubles en agua; si la atracción es menor, como en el caso del NaCl, el punto de fusión también es menor y, en general, son
solubles en agua e insolubles en líquidos apolares, como el benceno.
Propiedades de los compuestos iónicos
Las sustancias iónicas están constituidas por iones ordenados en el
retículo cristalino; las fuerzas que mantienen esta ordenación son fuerzas de
Coulomb, muy intensas. Esto hace que las sustancias iónicas sean sólidos
cristalinos con puntos de fusión elevados. En efecto, para fundir un cristal
iónico hay que deshacer la red cristalina, separar los iones. El aporte de
energía necesario para la fusión, en forma de energía térmica, ha de igualar al
de energía reticular, que es la energía desprendida
En la formación de un mol de compuesto iónico sólido a partir de los
correspondientes iones en estado gaseoso. Esto hace que haya una relación entre
energía reticular y punto de fusión, siendo éste tanto más elevado cuanto mayor
es el valor de aquella.
Por otra parte, la aparición de fuerzas repulsivas muy intensas cuando
dos iones se aproximan a distancias inferiores a la distancia reticular (distancia
en la que quedan en la red dos iones de signo contrario), hace que los
cristales iónicos sean muy poco compresibles. Hay sustancias cuyas moléculas,
si bien son eléctricamente neutras, mantienen una separación de cargas. Esto se
debe a que no hay coincidencia entre el centro de gravedad de las cargas
positivas y el de las negativas: la molécula es un dipolo, es decir, un
conjunto de dos cargas iguales en valor absoluto pero de distinto signo,
separadas a una cierta distancia. Los dipolos se caracterizan por su momento;
producto del valor absoluto de una de las cargas por la distancia que las
separa. Un de estas sustancias polares es, por ejemplo el agua.
Cuando un compuesto iónico se introduce en un disolvente polar como el
agua, los iones de la superficie de cristal provocan a su alrededor una
orientación de las moléculas dipolares, que enfrentan hacia cada ion sus extremos
con carga opuesta a la del mismo. En este proceso de orientación se libera una
energía que, si supera a la energía reticular, arranca al ion de la red. Una
vez arrancado, el ion se rodea de moléculas de disolvente: queda solventado.
Las moléculas de disolvente alrededor de los iones se comportan como capas
protectoras que impiden la reagrupación de los mismos. Todo esto hace que, en
general, los compuestos iónicos sean solubles en disolventes polares, aunque
dependiendo siempre la solubilidad del valor de la energía reticular y del
momento dipolar del disolvente. Así, un compuesto como el NaCl, es muy soluble
en disolventes como el agua, y un compuesto como el sulfato de bario, con alta
energía reticular, no es soluble en los disolventes de momento dipolar muy
elevado.


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